Probamos la Opel Grandland Ultimate 1.6T, un modelo familiar que supo cautivarnos a lo largo de 487 km por la sabana de Bogotá. Aquí les contamos nuestra experiencia.
Por Santiago Álvarez (@donsantiman)
Un día, la marca alemana nos invitó a hacer un test drive y tras algunas llamadas, recibimos las llaves de esta Opel Grandland Ultimate 1.6T en el garaje de Observauto. Este SUV de la casa alemana llegó a Colombia en 2020 y en 2023 recibió una renovación, actualizando su diseño, equipamiento y otros detalles con el fin de darle un toque más juvenil.
De hecho es un fiel exponente de esa tradicional “personalidad alemana”, tan característica de los productos pensados en Rüsselsheim. Tiene una línea sobria, transmite confianza, solidez y además, es bastante funcional. Todos los valores racionales que uno espera encontrar en un vehículo familiar, así que estaba por verse si este SUV nos iba a sorprender de alguna manera.
Test drive en detalle:
Opel Grandland Ultimate 1.6T: una figura discreta, pero atractiva
Y de hecho, lo hizo incluso antes de salir a rodar. Al observarla, noté que tiene pocos adornos cromados y me gustó la combinación cromática, pues la pintura Ruby Red cubre elementos (como la parte baja de la carrocería) que en otros SUV suelen ser de plástico oscuro. Además hace un buen contraste con las piezas en negro brillante, como el techo, los espejos o el llamativo frontal Opel Vizor.
Este elemento de diseño refleja la imagen corporativa de los nuevos Opel. Es una máscara negra horizontal, delimitada por las luces DRL de estilo ala, que le da un aspecto futurista, casi como si fuera un vehículo eléctrico; aunque en realidad la Grandland solo llega a Colombia con motor de gasolina. Pero el foco de atención está en sus espectaculares faros adaptativos Pixel LED IntelliLux.
Es un sofisticado sistema de iluminación presente en la Opel Grandland Ultimate 1.6T. Se compone de 168 diodos que se encienden o apagan de forma dinámica según las condiciones del tráfico y la vía, que alumbran de forma increíble de noche y no generan destellos a otros conductores. Inclusive, una noche solo me detuve en la vía para ver la secuencia de alumbrado al momento de desbloquear el vehículo.
Todo eso le da forma a un vehículo de 4,47 metros de longitud y cuya distancia entre ejes es de 2,67 metros. Esas dimensiones lo ponen en el centro de la categoría, siendo comparable con modelos como Hyundai Tucson, Kia Sportage, Nissan Qashqai o SEAT Ateca. Recordemos que usa la plataforma EMP2 de Stellantis, la misma de las Citroën C5 Aircross, DS 7 o Peugeot 3008.
Después de una observación precisa, llegó el momento de tomar las llaves, sentarnos detrás del volante y salir a la ruta. Como saben, en Observauto somos fanáticos de revisar en detalle los datos técnicos y el equipamiento, así que en este link pueden consultar el brochure del SUV.
Opel Grandland Ultimate 1.6T: una viajera incansable
Los primeros kilómetros fueron en ciudad y de inmediato salieron a relucir algunas cualidades de este SUV, que luego confirmamos con el paso de los días. Una de ellas es su maniobrabilidad para estacionar y moverse en espacios reducidos, gracias a un radio de giro muy corto y una dirección de asistencia eléctrica bastante suave. De hecho salí de muchos parqueaderos con un solo movimiento del volante.
También fue muy fácil configurar una posición de manejo adecuada y cómoda, pues nunca quedaba sentado muy arriba o muy abajo. Para completar, hay ajustes eléctricos y memorias en el lado del conductor, algo que siempre es muy útil. Pero lo mejor de todo son los asientos ergonómicos activos, certificados por la asociación médica alemana AGR (Aiction Gesunder Rücken).
En verdad son muy cómodos, pues sujetan bien el cuerpo y no se siente cansancio después de conducir por horas o hacer viajes largos. Además disfruté mucho la función de calefacción y ventilación, uno de esos ítem de confort que normalmente no parecen necesarios, pero después de usarlos se vuelven imprescindibles. Sobre todo cuando uno deja el SUV bajo el rayo del sol y la cojinería está hirviendo.
Lo mismo pasa con el volante térmico en las mañanas o noches frías de Bogotá y sus alrededores, pues no hay nada peor que esa sensación helada en las manos. Pese a todo eso, junto con los tapizados en cuero y las texturas suaves en varios lugares de la cabina, la Opel Grandland Ultimate 1.6T no es la más lujosa del segmento y una Peugeot 3008 me parece más elegante y refinada.
Es cierto que la calidad de los terminados es buena y como es típico de la sobriedad alemana, predominan los tonos oscuros. Solo que la presencia de varios plásticos rígidos le resta puntos y el diseño general del habitáculo denota su edad, a pesar de tener de la vistosa palanca de cambios tipo joystick o el entorno digital Pure Panel.
Son dos pantallas enfocadas hacía el conductor: una de ellas es un cluster de instrumentos de 12 pulgadas, con varios modos de visualización. También hay una central multimedia con superficie táctil de 10 pulgadas y ninguna brilla con la luz solar. Ambas tienen una interfaz gráfica muy básica pero poco intuitiva de usar y en realidad, no cuentan con mayores funcionalidades.
De hecho, el navegador incorporado de esta unidad no tenía cargados los mapas de Colombia. Así que la mayor utilidad que presta la pantalla es la sincronización con los smartphones, vía Apple CarPlay o Android Auto por cable, pero solo encontré un puerto USB-A en toda la cabina. Estos detalles contrastan con la conectividad y el futurismo que propone un rival como la Kia Sportage, por ejemplo.
Pero eso no significa que sea algo negativo, porque la cabina es bastante ergonómica y todos los comandos están donde uno espera encontrarlos. Dado que la pantalla no es muy “amigable”, agradezco la presencia de controles físicos para el sistema de sonido de seis parlantes y el aire acondicionado, el cual es bizona y cuenta con salidas de aire en la parte trasera.
De noche hay iluminación ambiental en los bolsillos de las puertas, lo cual facilita encontrar la billetera o las llaves, mientras que los demás espacios para dejar objetos tienen un fondo de caucho. Y durante varios días confundí el cargador inalámbrico para teléfonos (ubicado entre los asientos), con una mini guantera, pues la cavidad es algo estrecha para los smartphones actuales.
Tal vez el que más extrañó la posibilidad de cargar o conectar el celular fue mi amigo Danny, que nos acompañó como pasajero en la parte posterior y hubiera preferido un puerto USB en vez del enchufe de 120V. Mide 1,75 metros de estatura y tuvo suficiente espacio para acomodar la cabeza y las piernas con la silla en mi posición de manejo, además disfrutó la calefacción del asiento en una noche fría.
Y también quiero resaltar el baúl de la Opel Grandland Ultimate 1.6T. Es bastante amplio, con 514 litros de capacidad, que se expanden hasta 1.652 litros al abatir el respaldo posterior, el cual está dividido 60:40 y tiene sistema de plegado FlexFold. Viene con compuerta de apertura/cierre eléctricos y la función “manos libres”, útil al momento de manipular objetos pesados o voluminosos.
Esto es crucial al momento de viajar, pues nos permite llevar todo lo que se nos ocurra y acomodar con facilidad bolsos o maletas grandes. Para completar, detrás del apoyabrazos de la segunda fila hay una pequeña compuerta, que originalmente sirve para facilitar el transporte de objetos largos dentro de la cabina. Pero en este caso también lo podemos usar para acceder al baúl sin salir de la Grandland.
Opel Grandland Ultimate 1.6T: transmite confianza al andar
Precisamente, en varios viajes por carretera en la sabana de Bogotá puse a prueba el desempeño del motor turbo de cuatro cilindros y 1,6 litros que se encuentra bajo el capó. Entrega 163 hp de potencia a 6.000 rpm y 240 Nm de torque desde 1.400 rpm, gestionados por una caja automática Quickshift de seis cambios, con modos de manejo Eco/Sport y levas de cambio en el volante.
¿Y eso en que se traduce? En un aceleración suave y progresiva al arrancar, con una entrega de potencia lineal incluso cuando el turbo entra en acción por encima de 1.500 rpm. De hecho, el conjunto mecánico es tan silencioso, que los ruidos que se oyen en el interior son aerodinámicos o cuando se activa la ventilación de los asientos y en general, no se percibe la velocidad a la que rodamos.
El empuje del turbo no nos va a pegar contra la silla y de hecho, tardamos unos 11-12 segundos en hacer el 0-100 km/h a la altura de Bogotá. Por eso, lo mejor de todo esa “confianza alemana” que transmite al conductor y los pasajeros en todo momento. Pienso que es un vehículo que se siente sólido, seguro y el cual va a responder bien al momento de frenar, tomar una curva o hacer un sobrepaso.
En general, la experiencia a bordo de la Opel Grandland Ultimate 1.6T es bastante confortable, pues la suspensión tiene una calibración muy equilibrada, algo típico en los carros alemanes. No solo brinda un paseo cómodo y absorbe las imperfecciones de la vía, sino que también responde bien al maniobrar y en las curvas, ya que no hay balanceos o movimientos fuertes de la carrocería.
Ni siquiera me preocupé por salir mucho del asfalto, pues no es un SUV diseñado para eso y tampoco tiene tracción en las cuatro ruedas. Pero se defiende bien sobre caminos destapados, así que es útil para ir a las fincas o los sitios campestres para almorzar un fin de semana. En cuanto a frenos y dirección, son precisos y siempre transmiten confianza, pues funcionan de forma impecable.
Un punto mejorable es la visibilidad, ya que siempre estaremos “adivinando” dónde están las esquinas del SUV y tampoco es la mejor hacía atrás. Aunque hay sensores y vistas 360° mediante cámaras, estas no tienen buena resolución. También me hicieron falta algunas asistencias avanzadas de manejo (sobre todo relacionadas con frenado) y un sunroof para darle un toque de lujo.
Para ir concluyendo este test drive, les dejo algunos datos. En total recorrimos 487 kilómetros por Bogotá y sus alrededores y al final, el consumo promedio a la altura de la capital (2.600 msnm aproximadamente) fue de 51,4 km/galón de gasolina Extra, nada mal teniendo en cuenta su tamaño y la motorización que tiene. La mayor parte del tiempo solo viajamos dos personas a bordo, usando el aire acondicionado.
Esto pensamos de la Opel Grandland Ultimate 1.6T
Nos gustó su estilo exterior, el avanzado sistema de iluminación frontal, el confort general que ofrece, la confianza que brinda a todos los pasajeros, la facilidad para estacionar o maniobrar dentro de la ciudad y los detalles de equipamiento únicos en su categoría que hacen más agradable la vida a bordo. También es un vehículo espacioso y práctico, perfecto para quien busca un SUV familiar.
Pero aún hay puntos por mejorar en temas como la interfaz de sus pantallas y el sistema multimedia, pues no son funcionales ni sencillos de usar. Tener un solo puerto USB para cinco pasajeros es insuficiente en un vehículo de estas características y no estaría demás enriquecer el apartado de seguridad con más asistencias avanzadas a la conducción.
Después de conducir la Opel Grandland Ultimate 1.6T creemos que hay dos palabras que la definen: confort y seguridad. Es una opción que vale la pena considerar frente a otras marcas por su relación precio/producto, así que no duden en ir a verla y probarla. Además, hay un factor que para algunos tiene un gran peso: es fabricada en Alemania, específicamente en la ciudad de Eisenach.
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